el día que hicimos estallar el sol en miles de pedazos
huyeron todas las luces y pudimos vernos
como éramos en realidad
fue cuando supimos que también nosotros
deberíamos haber huido el uno del otro

no se como traspasaste los pantanos
la jungla, los desiertos, el mar
ni se como cruzaste los puentes rotos
los canales de lágrimas con sus cocodrilos
los enormes muros carentes de puertas
los espíritus de dragones guardianes
aquellos que no huyeron antes de que llegaras

un día apareciste y te conocía
al otro te fuiste y te olvidé
pero no te olvide porque todavía tengo los ojos cerrados

me volví caprichoso como el destino
cínico como el amor
distante como las estrellas ya apagadas
quise ser invisible como el viento
viaje con las olas sobre el mar,
pero al llegar a un acantilado me deshice en mil pedazos

fui náufrago, cavernícola, indígena, esclavo, esquimal

cuando volví ya no me reconociste
y fue así como supe que en nada cambié,
fue por eso que me rebelé en contra del tiempo
y desde entonces ya no usó reloj
ni consulto mapas, ni uso paraguas

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Profundo poema! Gracias por haberlo escrito y compartirlo.

Saludos

Oscar Alvarenga dijo...

gracias a vos suspirosdeunperegrino por tomarte el tiempo de leerlo

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