Incluso en esta débil y frágil levedad, en esta inconsecuencia y este nirvana de insensibilidad. Hay una multitud oculta. Yo me sofoco, me lleno de ira.
Denegado el petitorio, vanas son las penitencias de los penitentes. Hecho el sacrificio, demás están los hombres santos, ¡y quedan tantos mártires en desahucio!
Demasiados eruditos, crítica especializada. Y ningún artefacto, obra alguna, arte alguno.
La multitud boleto en mano, y, sin viaje.
Y yo. Renunciamientos. Y yo una semántica de yo y feliz y nadie.
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