la fosforescencia de unos huesos insepultos rutila intransigente, a modo de hito, señala el inicio o el final
una somnolencia abate al pueblo, como si lo ignoraran, todos siguen con sus vidas, pero yo no puedo, yo la noto, yo la siento
siento el sudor impregnado a mi piel que junto con el polvo forma una especie de limo espeso y opresivo
el polvo que con descaro se adueña de todo, todo le pertenece
los abatidos por los terrores de las sombras de la noche añoran al alba; y los que nos asamos al fuego lento de este mediodía incandescente, veneramos a la noche trémula, taciturna, espectral, blanca y gris
giramos en los círculos de los cien años, hoy también es lunes
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